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Hoy en día, las organizaciones de todo el mundo se enfrentan a desafíos que ponen en riesgo la continuidad operativa de las empresas; por ejemplo, la pandemia por Covid-19, que ha ocasionado daños económicos en todos los ámbitos sociales.
De ahí la importancia de contar con un plan de continuidad del negocio, para, de esta manera, gestionar de manera adecuada los riesgos –tanto evitables como inevitables– a los que se puede enfrentar una compañía, lo cual permitirá reducir los efectos de la incertidumbre y mejorar las operaciones críticas.
En el marco de la charla “La importancia de la gestión de riesgos y la continuidad del negocio”, organizada por la Federación Mexicana de Industria Aeroespacial (FEMIA), expertos indicaron que la implementación de dicho sistema permite reducir la probabilidad o el impacto de los eventos que pudieran provocar una interrupción en las actividades del negocio, con lo que sería posible asegurar la recuperación de este en un plazo de tiempo determinado.
En este sentido, Fernando Cruz, instructor de capacitación de AENOR, destacó los criterios de evaluación de riesgos que puede aplicar una empresa con este ejemplo gráfico de una matriz:
“Podemos darle la calificación a un riesgo a través de dos variables: la probabilidad de que ocurra, y el daño, impacto o gravedad de que ocurra”, expresó, además, se puede agregar un rubro para priorizar los riesgos de acuerdo a la frecuencia con la que ocurran; y señaló que los riesgos que se ubican en color rojo son a los que más capital se les debe de invertir, pues suponen ser más graves o más frecuentes y deben atenderse lo antes posible.
Agregó que si bien es posible cuantificar los criterios, cada compañía debe valorar los que sucedan en su interior.
Como mencionó Cruz, es importante trabajar en las matrices de criterios de evaluación de riesgos, debido a que pueden identificarse distintos tipos de riesgos que pueden repercutir en pérdida de ingresos; como en el caso de la pandemia, que iban desde multas por incumplimiento hasta el cierre temporal de la empresa.
Dichos ingresos “perdidos” o destinados a multas podrían aprovecharse mejor, argumenta el instructor de AENOR, ya que podrían utilizarse de manera preventiva para realizar un programa de gestión de riesgo, y capacitar a los colaboradores para que todo funcione de manera adecuada.
“Lo importante es que estos riesgos estén controlados. Desde el punto de vista económico siempre será mejor la gestión que la corrección”, indicó el experto.
Plan de continuidad de negocio
También explicó las herramientas bajo las cuales se integran estos planes:
Manejo de crisis (CM). Determinar qué hacer cuando se presente un incidente, a quién dirigirse o cómo actuar desde que inicia hasta que termina.
Recuperación de Negocios (BR). Después de la crisis se necesita recuperar el negocio, algunas alternativas para lograrlo (en caso de temblores) serían contar con servidores espejo fuera de la zona de peligro o respaldos para no perder tanta información.
Administración de incidentes (IM). Integrar diferentes conceptos en el plan de continuidad del negocio, basándose en la experiencia adquirida.
Por otra parte, Fernando Cruz aseguró que no se trata del tamaño que tenga la empresa, sino de la capacidad de visión que muestre para prevenirse ante alguna catástrofe o incidente, y para adaptarse al cambio.
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